
Este es el dato de los mayores ingresados en residencias de la tercera edad, según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Un ingreso que en la mayor parte de las veces, no es nada fácil, ni para la persona ingresada ni para su familia, aunque muchas veces, la permanencia en casa es imposible por los cuidados específicos que se necesitan en la mayoría de las veces.
Es vital no engañar nunca a la persona mayor que va a ser ingresada en una residencia, aunque todavía alrededor de una décima parte de las personas ingresadas no saben la duración de su estancia. Piensan que entran a recuperarse de cualquier patología cuando su estancia está planteada como definitiva.
Lo más importante: que la familia no tenga sentimientos de culpa, ya que ingresar a una persona mayor que no se puede cuidar es una decisión responsable; y que la persona mayor, si conserva sus capacidades mentales, ingrese voluntariamente en la residencia.