La Ministra de Empleo, Fátima Báñez, ha anunciado que a partir del año que viene las pensiones no estarán vinculadas al Índice de Precios al Consumo (IPC), es decir, a la inflación, sino a una fórmula que tenga en cuenta los ingresos y los gastos de la Seguridad Social.
En el caso de que esta fórmula salga negativa, las pensiones tendrán que subir al menos un 0,25%. En el caso de que la fórmula sea superior a la inflación, la pensión no podrá subir más del IPC más un 0,25%.
En la práctica, y dada la política de recortes del gobierno, esto significa que en la práctica las pensiones solo subirán un 0,25%, lo que hará que año tras año los pensionistas pierdan poder adquisitivo.