Hidratarse y refrescarse es la principal recomendación para las personas mayores durante todo el verano. La disminución de la sensación de sed, los problemas de movilidad y la presencia de enfermedades hacen que los mayores beban menos de lo necesario y sean más propensos a sufrir las consecuencias de la deshidratación.
Las personas mayores deben beber todos los días entre seis y ocho vasos de agua, zumos, lácteos, infusiones y refrescos, además de consumir alimentos con alto contenido en agua, como el melón, la sandía, fresas, pomelos, pepinos...
Hay que beber más por la mañana y hasta media tarde, y menos por la noche para evitar levantarse por la noche a orinar. Beber dos vasos de agua por la mañana ayuda a la motilidad intestinal.
Es muy importante evitar las comidas copiosas, y en cada comida hay que beber un vaso de agua para facilitar la ingestión de la comida.
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